jueves, 30 de diciembre de 2010

Atlas

ATLAS. ¿Cómo llevar el mundo a cuestas?

Atlas ¿Cómo llevar el mundo a cuestas? Aby Warburg. 
(Sobre la exposición, pincha aquí.)

Brevemente diré que aunque pudiera parecer que el objeto de tal acopio indiscriminado de impresiones o revelaciones sea estético en el caso de Mallarmé, íntimo en el de Satie, exorcismo demoníaco en el de Hawthorne, o víspera de enajenación en el de Walser, responden en realidad a un intento magno y ciclópeo de recepción y construcción del mundo por todos ellos, perdidos a veces en sus infiernos personales, deseosos de lograr un punto de apoyo, una estructura firme a partir de la cual dar vigor y realidad a sus pensamientos, cuando no a un deseo angustioso de no perderlos, de no perderse. Evadirse, en fin, del sueño, para encontrar un mundo real y propio en que ahuyentar esa tendencia del creador a sentirse parte de la imaginación de otros; llevar a cabo ese “himno gigante y extraño” del que hablaba Bécquer, donde tengan cabida todas las voces; un mundo en el que el desorden sea imposible, por la arquitectura orgánica en que se han diseñado sus planos. “El fin de todo autor –según Julián Marías- es crear un nuevo mundo”.


Pasadizos. Vicente Luis Mora.



domingo, 19 de diciembre de 2010

Respuesta a Szymborska


David Hamilton
De vuelta a Szymborska, porque no anhelo un amor-tormento.
               
          ... y el naufragar en este mar me es dulce.
                                  Giacomo Leopardi


Mientras leo
desde la ventana
a aquellos suicidas,
Woolf, Storni, Casanova,
tu voz me sujeta,
contiene el mar entero,
pequeña y gigante caracola.

Como en la sala de cine
al abrazo de la luz apagada...
¡bájenme al infierno ahora!

Veo pasar quebradas las almas,
la mía, de ayer, de mañana, también pasa.
puedo sentir y llorarlas,
en el descargo de tu asiento,
en la libertad de movimiento
que tus lindes claros me trazan,
en su paz.

Jamás me detendría a observar el mundo
(y se perdería en "los interminables espacios")
ni penetrar ilesa en su selva oscura
(y me perdería en “los sobrehumanos silencios”)



lunes, 6 de diciembre de 2010

July Flame




July flame
Fiery kite
Will-o-the-Wisp
Lead me through the night
July flame
Sweet summer peach
High up in the branch
Just out of my reach

Can I call you mine?
Can I call you mine?
Can I call you mine?
Can I call you mine?

July flame
I'm seeing fireworks
They're so beautiful
Tell me why it hurts

July flame
Ashes of a secret heart
Falling in my lemonade
Unslakable thirsting in the backyard

Can I call you mine?
Can I call you mine?
Can I call you mine?
Can I call you mine?

martes, 30 de noviembre de 2010

La cosa. Poemas de otoño.


En la planitud gris del atiborrado activismo de color
el silencio resplandece.
Como el entusiasmo en un capricornio
y la luna llena en la noche negra
negra.

En la levedad del jardín de infancia
donde juegan los escépticos,
el viejo que en la distancia dice ver
es el arrogante.
Y el que primero se pronuncia
en el patio domesticado,
como en el apólogo de los prisioneros,
el que consigue salvarse.

Por eso cuando en la precaria luz de tu casa
enciendes a Zenet en su Yo un día te quise siempre,
el agua lo inunda todo
y mis ojos lloran deslumbrados.

Tengo la tristeza de la voz desoída
que duerme en el acuífero del cabezo.
Mi sombra merodea perdida
en la caverna hueca
que sólo devuelve el eco de mi voz.

Tantas veces fui invocada en sueños
o me brindaste tus recuerdos
antes de tenerme…
después de perderme…
pero nunca yo.

En el silencio átono del enjambre de reflejos que es mi cueva,
cada vez que me nombras,
el estruendo lo inunda todo
y la luz
llena de agua los cauces hambrientos de todos los ríos.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Ay… araña, te agitas… Poemas de otoño.


Ryan McGinley


A veces siento morir
que es peor que morir.
A veces refloto a la deriva, inconsciente.
Y a veces yo, el barco y mi destino
seremos uno
y tendremos la fuerza de la corriente de aire que avanza por un pasillo hasta la puerta abierta de par en par.

Mientras, llevo el barco
que, a su vez, conduce el barco,
que empuja a aquel
que es
el que realmente deseo,
… y que pierdo de vista a menudo,
como se pierde la felicidad en la ciudad del éxito
atestada de la cuestión escaparate.

Ay… araña,
te agitas…

Mas voy acercándome al deseo
por entre las grietas de la losa,
a veces demasiado pesada para moverme
a veces demasiado ligera para moverme.
entre sus fallas y sus fallos,
con el temor de que en cualquier momento
el delicado hilo que mantiene mi gracia de heroína
pueda romperse,
sólo porque ella se descubra sóla al alba
en mitad del frío campo de rugbi.

Muchas veces
he sentido el aroma del lobo en el interior de mi casa
y me he replegado aterrorizada
visionando la huída.
Pero medito.
Expongo la herida al concierto de palabras
que me exoneren.
Pongo carne a la entrada de la cueva
y grito para azuzarlo.
Pero no sale nadie. Bien.
Él también se contiene,
como las huestes de la débil democracia en la que vivo,
cuidándonos todos del horror.

Y en este fino punto intermedio
tejo
una vida de rellanos de escalera,
en que las grandes salas están copadas,
y como la araña me agito,
pero, de noche, en el barro, soy bella.


miércoles, 13 de octubre de 2010

Al día en que me levanto azul como el día. Poemas de otoño.



Muchos lo han dicho antes que yo.
Desde que pudimos pensar
lo pensamos:
resulta ofensivo que en el ánimo del día
no se refleje nuestro ánimo.

Es una de esas razones que llevan a sentirte,
sin que haya ningún otro motivo,
en guerra con el mundo.

Nos quejamos de la acción que nos asfixia
de la palabra que nos confunde
del amor que no nos correspondió,

porque nos impiden llegar a la mirada pequeña,
al instante en que todo rompe
o detenernos bajo la superficie,
al silencio de la propia voz.

Qué alegría cuando la palabra nos habla,
el amor nos corresponde,
la acción nos salva…
y el día  se arrulla en el regazo como una parte más de mí.


La facilidad,

eso tan preciado.




domingo, 10 de octubre de 2010

Colcha de faltas. Poemas de otoño.


Anoche me cubrí con la colcha elaborada de /remiendos de tu falta
y casi me consumo en su oscuridad,
aunque me mantuvo caliente.
De las patadas al aire cayó al suelo,
menos mal:
al mirar bajo ella esta mañana
sólo quedaba un profundo agujero negro
hacia ninguna parte.


Corrientes de aire. Poemas de otoño


Hay personas que tienen el aroma del verano cuando /se va
llevan el pelo revuelto
y la piel algo descuidada.

Se mueven absortas en lo que hacen
dejando todas las puertas abiertas,
sudan
y parecen con prisas
pero cuando te miran
su mirada es la más concentrada de cuantas yo he /visto,
hecha para descubrir.


Especie de haiku. Poemas de Otoño.

La Malediction, Rene Magritte.


Hundes tus dedos
en mi nube de pelo,

augurio de lluvia,
cuando no estén.



martes, 5 de octubre de 2010

Privilegios I: Los músicos



Aplausos


silencio


un la,


consentimos extasiados el espectáculo de su Preparación.


Ya intimaron con todos

antes de empezar.



(17 de septiembre)

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Septiembre. Poemas de otoño.


2, de la serie National City, John Baldessari (1996- 2009). Fotografía  y pintura acrílica.

Un viento desértico
se escucha silbar
por los bajos de todas las puertas.

La luz ha perdido sus dorados
y aparenta gélida
como las esquinas de un horario
o el recibidor de un colegio de monjas.

la nubes corren
y trazan vetas en el cielo marmóreo.

Ayer en la tormenta
creí sentir que la realidad caía a raudales
sobre la tierra,

Pero habrá que contenerse
y respirar bajito.

El verano no volverá hasta navidades.



martes, 14 de septiembre de 2010

Plano cenital

(Al funcionario de la T.I.U.)








                   ¿Qué hago cuando no estoy seguro?
                   John Patrick Shanley, La duda



Me explica tranquilamente, mirando sus notas, los detalles de mi situación.
Conoce todos los límites.
Habita en paz al término de cada tarea finita.
- Hola. 
No te conozco, pero mientras hablas te miro profundamente mucho más allá.
Te admiro tanto…
En tu mirada tranquila, tu palabra concreta, está contenida toda la felicidad que necesitas,
tus tranquilos noes…
¿No ves que en el interior de la mía en cambio sólo habita la tragedia de un océano incalmable
que amanece siempre con miedo a no llegar
y sus paredes son los bastidores mudables de una ficción?
Al salir de tu oficina me asalta como un tsunami la imagen de la disposición anárquica de cada uno de los muebles de mi casa,
sin amo ni guía, como un forastero desvalido en mitad del desierto inconmensurable o la selva boscosa.
Ese efecto me produces.
Ojalá el material que manejo pudiera ser más simple y limpio de reprobaciones.
Si mi tarea fuera dar de comer a un bebé hasta calmarlo
organizar el tiempo, limpiar un espejo, colgar un cuadro
podar las ramas de un rosal
leer y analizar un libro
estudiar un examen…

sería tan feliz como tú.

Pero no puedo hacer otra cosa que habitar en este lugar sin fondo
donde cada gota destilada es siempre mínima en el acuífero que me obceco en llenar:
recomponer el puzzle imposible de la página terroríficamente blanca


que soy.

Cerca tuya todo parece más fácil.
Me emociona tu existencia.

Ojalá existiera un lugar aquí para mí.


lunes, 6 de septiembre de 2010

El deseo y la realidad


Lise Sarfati



                  Empezamos a enterarnos de su vida llegando
                  a recordar cosas que no habíamos vivido.
                  Supimos lo que era ser una chica
                  y cómo el serlo te hacía soñar….
                                          Sofía Coppola.

                  Sal al bosque, sal en seguida…
                                    Clarissa Pinkola Estés


Tan domesticada
que los zapatos rojos que ahora elijas
serán siempre exagerados
-hijos de la hambruna-
y desquiciada te revolcarás
con cualquiera en el tejado
narcotizada en lo sucedáneo,
desistida la búsqueda de tu mayor deseo.

Lo dejaste detenido en tu casita de muñecas
perfecta,
a lomos del unicornio en que corres y te corres /antes de dormir,
asfixiado en el fantasme como una virgen suicida,
colapsada de estrógenos
como un cielo plomizo sin tormenta.
Atemporal.
Sin existencia.

Pero tus paredes ya no son aquellas
inpecables de la jaula
en que Dickinson muriera
perforadas de diminutas ventanitas
-insuficientes-
de páginas con sus letras.
Y aunque es cierto que sigo girándome
cada vez que te exhibes desinhibida
y en la mesa se desparrama el café,
ya no tiendes las bragas escondidas en la primera /cuerda.
Y aunque sigues topándote en el perchero de salida
con el burka colgado para el juego y los enfados,
ya no esperas que él te llame,
que el cielo escampe,
estar segura, preparada o perfecta.

Nómbrame.
Atraviesa la calle como un rayo
y nómbrame
¡deseo!
¡deseo!
Nómbrame.


lunes, 30 de agosto de 2010

Luna llena de final de verano

24 de agosto de 2010, el sol está bajando, y aquí, en este paseo de Tibi donde estamos sentadas, vemos oscurecerse las montañas a través de los nuevos edificios construidos absurdamente, tapando las vistas. Pero las vemos. El aire nos refresca del calor de infarto que ha caído estos días allá abajo en la costa. Y cuando comienzan los primeros compases de I want love de Elton John a través de los auriculares, no puedo ser más feliz.  No hemos encontrado disponible el hotel rural que buscábamos. Se nos olvidó el cable del portátil y la cámara digital. No hemos viajado a Egipto ni a Venecia. Tampoco he logrado salvar las contradicciones que me apartan de mi última obsesión, una casa en el campo. Y sólo tenemos un día hasta que ella se vaya. Ha sido un verano torpe, sin victoria alguna que narrar. Un cierto color malva se desprende del contorno de la sierra. Los árboles quietos me miran y aquí sentadas en este balcón idiota, como el Edipo de Sófocles, tengo que decir que A pesar de tantas pruebas, mi edad avanzada y la grandeza de mi alma me hacen juzgar que todo está bien.
La luna llena ha brotado de golpe como una pompa de jabón sobre el cruce entre montañas… y parece un milagro.


Tibi, luna llena 24 de agosto


miércoles, 18 de agosto de 2010

El fin de los cuentos de hadas: In the Cut (Jane Campión, 2003)




Fotograma de In the cut, 2003

In the Cut -2003, mal traducida al castellano como En carne viva- es una coproducción entre Australia, Estados Unidos e Inglaterra, dirigida por, la neozelandesa Jane Campion. Basada en la novela erótica que llegó a convertirse en best seller de  Susanne Moore con el mismo nombre, está producida por Laurie Parker y Nicole Kidman. No pasa desapercibido, para empezar, la altísima participación de mujeres en la elaboración del filme: texto original, guión cinematográfico, dirección, producción, y por supuesto, protagonismo dramático.
Meg Ryan hace el papel de Frannie, una Meg Ryan en su primer papel tras su escandalosa separación, haciendo una interpretación muy inusual en ella, curiosamente Nicolekidmanizada -actriz fetiche, y gran amiga de la directora, para quien seguramente iría dirigido este papel en principio-. Y es que Jane Campion repite en todas sus historias un perfil de mujer-protagonista muy similar, en el que se retrata a sí misma como es usual en otros directores-autores, el perfil de una mujer inteligente, sensible pero distante –y recordamos a la Kidman haciendo de musa de Guido en Nine (2009), rebelándose a la idealización en que la mantiene atrapada Fellini-. Una mujer contenida, como forma de prudencia o incluso de rebeldía, frente a un entorno que poco tiene que ver con su verdadera naturaleza. Esta es la gran tragedia que Campion dibuja en todas sus películas: mujeres silenciosas que intentan recobrar su voz sin ser castigadas por Barba Azul – cuento al que alude en este filme y también en El Piano-, aludiendo a su propio camino como autora en general, y más concretamente a su irrupción en el ámbito cinematográfico dominado por hombres especialmente cuando ella empieza.
Jane Campion, que ya con su primer cortometraje ganó la Palma de Oro en el festival de Cannes en el 86 -Peel, un jercicio de disciplina-, lo que repetiría con el largo El Piano (1993) -siendo la primera mujer y la única, por ahora, en conseguir este galardón-, abrió en el cine un camino nuevo, una mirada femenina muy consciente de su posición en la realidad social a la que se abría,  que reivindica un espacio propio en la expresión de la dificultad que la voz sutil y delicada de lo creativo-femenino encuentra cuando intenta sobrevivir en un entorno que le es adverso. Todo ello, en tramas que beben de David Linch, su director  de cine favorito, que mezclan lo delicado con el terror, como en los tradicionales cuentos de hadas, usuales refencias también en sus producciones, con un giro, por supuesto, totalmente distinto, premeditadamente postmoderno, pero no ahogado en el desencanto sin propuesta.
Otras películas de la directora son Sweetie (1989), An Angel at My Table (Un angel en mi mesa),1990; El piano (The Piano) 1993; Retrato de una dama (The Portrait of a Lady) 1996; Holy Smoke (Humo sagrado), 1999; y Bright Star, sin estrenar… en España.
En concreto, la genialidad de Inthe Cut radica en haber introducido la sensibilidad y el trato poético al que esta directora nos tiene acostumbrados dentro de un formato completamente opuesto, entre el thriller, el género policiaco  -ambientada en el Bronx de Nueva York-, y  el cine erótico, es decir, nada que ver con el perfil romántico, o de época de sus películas más conocidas como El piano o Retrato de una dama. Y sin embargo, la Campion, no deja de decir lo mismo que en sus películas anteriores, pero, en este caso, la directora y su elenco de colaboradoras parecen decididas a contarlo controlando el nivel metacomunicativo de la ficción, desde un lenguaje mucho más agresivo, lo que me parece un acierto que admiro. Es como si se hubieran dicho: Vamos a contar cómo sentimos nosotras pero de manera que ellos también puedan entendernos, en un formato atractivo para el género masculino -y perdón por la generalización, ya sé que los roles están cambiando (Pola Oloixarac, Las teorías Salvajes, 2010…), pero Campion es de otra generación…-.
La historia parte de un sentimiento de desconfianza hacia la vida en general y hacia el amor en concreto, y muestra el proceso o camino de salida al aprender a proteger lo delicado del horror, del lobo, de manera constructiva, no poniendo barreras a la experiencia, sino aprendiendo a usar las armas necesarias para cuidarse del peligro -el detective Malloy (Mark RuffaloMi vida sin mí, y Olvídate de mí) enseña a disparar a Franie,  lo que será decisivo en la resolución de la trama-.
Este sentimiento trágico, del que gusta beber a Campion,  reluce en una bella escena entre las dos mujeres –la que muere y la que sobrevive-, en que la escéptica Frannie recita a su hermana, la espontánea e irracional Pauline -Jennifer Jason Leigh-, unos versos del poeta inglés del romanticismo, Samuel Taylor Coleridge:
Triste, enamorado, enfermo en el alma, y desocupado corazón humano
cansado,
venera el espíritu de la vida inconsciente del árbol o la flor silvestre
… loca entrañable…

-       ¿Esa soy yo? ¿una loca entrañable?, concluye Pauline,
 mientras se oye de fondo la letra de una canción -traduc. del inglés-: no quiero esperar en vano el amor real


Presentación para Cine Club Golfa del miembro 16, el día 16, del 6 del 10. Película 200… ;)
Ver el original en blog de Cine Club Golfa 



martes, 3 de agosto de 2010

Más allá de la pasión y la distancia

Robert Kinmont


En lo próximo todo parece lo mismo,
bajo la luz de la Madre.
De mí se ven facciones sencillas,
niveles cálidos, analógicos,
que me unen,
sólo una parte de mí
que es igual a todos,
la que vive en el espontáneo y cercano Ahora.

Pero yo huí de ahí una vez
cuando el mando abandonó su puesto
y Edipo no encontró límites.
Porque allí muchas cosas se confunden también
en las sombras de sus paredes.
Huí del no es para tanto y la fe en la oxitocina,
del long baiser, même qui mente!
de la complacencia en lo incosciente.

Me distancié en la razón
que pone orden y clasifica
en la Idea que juzgó a Protágoras.
Me refugié en la isla.
Al abrigo donde no hay calor
y todo suena a metálico
podía dibujarme digital y simplificada.
Escrutando y ordenando la pasión,
no me difuminaba en la demanda
no me disolvía en lo líquido
no me derretía de calor.
Y comencé mis primeros pasos en dos dimensiones
los primeros trazos sobre el papel
las primeras representaciones.

Desde la ficción -ese gran espejo sobre mí-
pude alumbrar mi estado en el Laberinto
y encontrar el camino de vuelta a casa.
Desde la abstracción, pude separarme y valorar,
nombrar la noche en que me llevaste desnuda al mar
y evitar que se perdiera sin nombre en el limbo
habiendo dado la luz más blanca.
Pude reconocerme
y sentirme imprescindible,
desapuntalarme, echar a andar
más completa a dos piernas,
sondear el mundo.

Hasta llegar a aislarme en un cielo de /definiciones.

Y entonces echar de menos la felicidad, el juego,
la estabilidad de lo próximo, de la pertenencia a /la tribu
que me ampara de la sobreestimulación en la /megalópolis,
de la neurosis insaciable.
Porque en la Cueva no distinguí a los fantasmas,
pero aquí fuera…
Fuera hay demasiada claridad
y estoy completamente ciega.

Bajo la luz de la Luna
cuando Saturno se ha ido
y el Tiempo no corre
el momento más sublime es como la arena que se /escapa entre mis dedos
algo en lo que te detienes brevemente
como ante un escaparate bonito,
sin trascendencia,
completamente prescindible.
Mi cuerpo pierde importancia y ando a envenenarlo /con otro cigarro más.
Los días corren sin progreso
encaramados a un tiovivo.

Bajo el sol arrasador
cuando el Viejo corta la cabeza a Selene
y el Tiempo corre muy deprisa,
mis palabras pierden su gracia,
y por mucho que tú y yo seamos magníficos
siempre podríamos ser mejores.
Sin amor, nunca somos suficientes.
Ese progreso, que ahora sé nunca se da por defecto,
y el Titanic del capitalismo prepotente
pueden colapsarse
cuando lo cercano deja de ser atendido.
También en este extremo me difumino,
pierdo gravidez y significado.

De mi depende ahora la unión de los /irreconciliables.
Ilusión y desencanto
arcaismo y modernidad
líquido y digital,
rizoma y árbol,
tomarte en serio y jugar.
Todas las palabras se escriben ahora con P de /puente.
Con 2 de integración, el milagroso y delicadísimo /recién nacido postmoderno.