viernes, 28 de mayo de 2010

Mujer, Gott ist tot!


Hoy soñé que una bomba había acabado con todos los /que conozco
sólo mi madre y yo estábamos fuera horrorizadas.
Me acordé de Luna,
la única para la que mi atención permanece,
y grité buscándola,

pero ya no hay excusa, mamá: El Otro ha muerto.

He despertado ligera como una pluma
tranquila y ordenada
escuchando a Tom Petty:

Atiende, mujer,
... sólo quedamos nosotras.

lunes, 24 de mayo de 2010

Apremio de Saturno por el armario


He cruzado cuidadosamente
una manga sobre otra
de mi blusa
sobre el montón de ropa de invierno

               y me he visto muerta.

El tiempo
de pronto
se ha hecho presente,

desde el punto fijo
y constante de mi falta:
La realidad
implacable
insoportable a veces

de que no siempre es ahora

de que deseo
y  de que duele.


sábado, 22 de mayo de 2010

Descubierta


Ayer me pasó dos veces, imposible pasarlo por alto. Luna y yo dormíamos bajo el sol en el césped del parque donde nos echamos después de comer y una voz de madre me despertó, ¡dejad a las chicas que están durmiendo! Levanté la cabeza y allí estaban: tres niñas pequeñas mirándonos a coro en silencio. Algo más tarde volvió a pasar. En la sala de profesores de mi centro surgió de repente una niña de la habitación contigua donde hablaban compañeras de trabajo. Tampoco tenía más de tres años. Se acercó a coger una pieza de algo que había junto a mí sin dejar de mirarme. Igual que en la ocasión anterior, saludé, sonreí, solté alguna de esas tonterías que suelen decirse, como ¿de dónde ha salido esta niña tan bonita? y eso, y ella, como las niñas del parque, no dijo nada. Siguió mirándome, seria e intrigada. Salió, y luego, en un descuido, la descubrí apoyada en el quicio de la puerta observándome de nuevo.

No hay nada qué hacer. No hay nada que la mirada de una niña pequeña no deje al descubierto. No queda dónde esconderse. Ha dejado manifiesto que realmente debe haber algo ahí donde miraban, pero ¿qué?


miércoles, 19 de mayo de 2010

Spá


Hacer nada.
Notar el sol de mayo
y dejar de tener que.
Mirar lejos
las casas plantadas como macetas
recostadas en la ladera.

El sol andando por la cortina
el cielo quieto tras la ventana
y alguna paloma.
No ir a ninguna parte,
ni el esfuerzo de ansiar,
sólo estar.
Bien-estar de lo días en que mi sangre
limpia los restos contenidos
de hijos que ya no tendré.
Bienestar de ser yo, sin más,
autodepurada.

Ascienden liberadas
las burbujas de endorfinas.


viernes, 7 de mayo de 2010

Tan sobrio


Veo todos los pájaros muertos
con los que te levantas cada día
y caminas.

Tu sombra alargada,
el trazo largo y negro
ingrávido,
como una cola de caballo,
que deja tu paso.

Ese paso
no cruza Alfonso el Sabio
ni atraviesa Luceros
para llegar al trabajo,
cada día,
lo veo
bajando los peldaños de tu caverna
directo a su oscuridad
primitiva,
se entretiene a saludar a la muerte
y conversa con el terror.

Mi voz,
esquivando el filo de una navaja...
agudísima
tan alejada de la frecuencia fundamental,
nunca la oí tan dulce.

Tu paso
largo y negro
se mece
a cámara lenta
entre perfectas líneas
contenido
al son de los violines de Yumeji's Theme.

Tu cuerpo
tan sobrio

    y triste.