Déjame llorar
Déjame lamentarme de mi suerte cruel
¡Y que anhele la libertad!
Lascia ch'io pianga.
Lascia ch'io pianga mia cruda sorte,
E che sospiri la libertà!
(Abajo música)
(Abajo música)
Cuando el alma es abrumada por la penumbra,
la tristeza, el dolor y la preocupación;
cuando el futuro parece oscuro como la tumba
y el presente un golfo de desesperación;
Cuando la vida parece una plaga solitaria,
una carga que llevamos diariamente;
cuando la esperanza huye rápidamente
y el placer lejos se desvanece;
Cuando el alma se atormenta en soledad
y regaña su destino inmutable;
cuando el corazón en roca parece coagularse,
detrás del peso insoportable de la desgracia,
tal vez un dulce e inocente niño
deposite un beso en tu mejilla pálida
y diga: "Cómo le quiero", y sonría
con una mirada de dicha inefable.
O quizás una esposa cariñosa
te ofrezca esperanza incluso en el final;
o tu mano sea aferrada firmemente
por el cálido afecto de un amigo.
Cuando hermosos y elocuentes ojos
caigan tiernamente sobre los tuyos;
cuando los corazones se compadezcan del tuyo,
mostrándote que no estás solo;
Que un rayo de luz inalcanzable
emocione tu alma y alcance tu humanidad
dispersando la penumbra de la noche
y barra hacia el día tu oscuridad.
Y así te dará nuevo coraje y esperanza,
aligerando tu carga, tus tribulaciones;
te dará fuerza para contener las aflicciones
y la desesperanza se irá.