domingo, 29 de enero de 2012

Hambre de lobo







Necesito comer lobo


que me surjan fauces y garras,

astucia por el iris de mis ojos
y en cada una de las puntas de mi pelo,

para moverme entre los espinos, la bruma y el hambre


y  pueda matarte
sin tantas contemplaciones.



(Enlace a...)

sábado, 21 de enero de 2012

La última guardia de la semana


Queda algún que otro profesor con sus alumnos por ahí adentro. Cuando toque el timbre saldrán a borbotones con los ojos brillantes y hablando sin parar porque es viernes noche. Veré a José Ignacio o a Joan viniendo por el pasillo con paso distendido y cara de niños traviesos, porque es viernes noche.

Pero eso será después.

Helena ya se fue entonando algo de camino a casa, y eso fue antes. Ahora la vieja sala de profesores ha duplicado su tamaño, las sombras de sus arrugas se han recrudecido bajo la luz cortante del neón. El zumbido del ordenador y el segundero del reloj de pared retumban como en una cueva oscura, mientras mi reflejo surge de los tristísimos cuadros negros que esta misma mañana, desapercibidos, llenaban la sala de luz.

Es la última guardia de la semana y yo soy su víctima. Mi labor es observar las tristes serpentinas machacadas en el suelo tras el paso del desfile, los destartalados portafolios abandonados con premura y sin nota de despedida. Cada papel, periódico o cartel antes útiles, relucen ahora traspuestos tomando formas patéticas. Detenida durante una hora a observar los restos que ha dejado aquí la vida a su paso, como un basurero recoge restos durante la noche o el guardia jurado pasea como alma en pena por un recinto. Labor cruel.  Hoy, víspera de la manifestación contra los recortes en la Enseñanza Pública,  la percibo especialmente. Igual es por eso y percibo también especialmente cerca la hora en que la Enseñanza Pública sea como esta sala. Como un enorme ejido de pasto aplastado donde sólo se escuche el zumbido interno que queda a la vuelta de una gran noche de fiesta, retumbando como eco en una oscura caverna.

Pero eso será después.

Ahora todavía estoy aquí. Apagaré los ordenadores, firmaré el parte de guardia y me iré a casa.



Mi padre dando clase, escuela de La Alcoraya, San Vicente del Raspeig, 1979