jueves, 1 de marzo de 2012

La montaña, descenso.


Aprender a vivir.

Y cuando crees que has cogido el hilo

justo ocurre algo que... para nada

y entonces mueres.

Otra vez.



El bosque, el bosque

otra vez…

Soy de la montaña.

Hoy la niebla lo poblaba todo aquí arriba,

un conejito blanco se me cruzó...

y lo soslayé.

Sentí que mis ojos de loba salvaje sabían cuidar de lo pequeño.

Mi coche bajaba como un aeroplano,

suave por la pendiente,

dejando una dulcísima estela sonora tras él.

El camino era hermoso

y todo era fácil.

Aun cuando va a parecer que no, resulta que

todo era fácil.



Crece, crece, Inesita, Inés...



Tres hojitas madre tiene el arbolé...

Alina Rudya