miércoles, 15 de mayo de 2013

Especie de haiku. Motivos para vivir



El agua extasiada del charco
tras la tormenta.








La tormenta




El cielo oscurece con urgencia


los truenos a lo lejos


y mi ánimo hierve


como un sol brillante.


El agua comienza a caer


descarada


imponiéndose al orden ingenuo


imponiéndose a mi


como un cuerpo a otro en la noche.

La gente corre en la calle,

huye, bajo su amenaza.


Y entonces, la tormenta explota desmesurada

poderosa

violenta

apedreando de gozo la ciudad

y su estruendo no deja ver ni oír nada más


En ese punto en el que no estamos a salvo…


controlable solo quizá.






Momentos blancos








La luz entra a través de la cortina
y suaviza las paredes de la habitación
las sábanas arrugadas
se ablandan bajo mi peso,
refrescándome.
La puerta ha dejado atrás todo lo posible.

De vez en cuando,
se oyen pájaros
y la cortina se levanta con dulzura.

La calma inunda cada lugar.

- No puede haber mayor suerte… - pienso, siempre.



lunes, 8 de abril de 2013

Efecto panning



Llueve tanto que las montañas
se han inundado de blanco humo,
gaseoso,
y desaparecen.

Las lágrimas corren de lado
como de broma
al ritmo del limpia y The Shins que dice lalalá
mientras las montañas se pierden
en el blanco opaco que humea por las copas de los pinos.

Bajo esta lluvia,
solo lo próximo es nítido
el horizonte se disuelve
en este lugar miope
en el interior de este coche que atraviesa la lluvia
no importa adónde ni para qué.
Todo está ocurriendo aquí
donde enfocas.



miércoles, 27 de febrero de 2013

El Mundo (versión B)



Lo quería todo.

FIN





El Mundo























-Porque nunca has de mirarme directamente a los ojos-
dijo El Mundo.




Lo quería todo
y no habló,
siguió el prospecto a pies juntillas.

No salió de sí
de su burbuja
del marco ovalado de su espejo.

Me ató
con una mortaja
para abortar las disidencias.

Instaló escuchas en los rincones
extirpó la intimidad
el cortejo
el camino.

Dio vueltas al planeta
como a un tiovivo
sin estar en nada.

Y no se equivocó:
llegó al Todo

y terminó el cuento sin empezarlo.


miércoles, 13 de febrero de 2013

La pasión y krishnamurti





El miedo acaba con el amor.

El amor no puede ser buscado ni puede ser encontrado. Solo se da cuando nos liberamos del miedo.

Si queremos liberarnos del miedo debemos saber la causa del miedo.

El egoísmo es la raíz del miedo.

Solo sabe amar el que es capaz de morir a sí mismo. Eso es la bondad.

El que llora por sí mismo no puede amar. Llorar porque ha dejado de ser poderoso, quejarse de su suerte, de su entorno. Siempre usted llorando. Si comprende esto, que significa ponerse en contacto directo con ello, de la misma manera que tocaría un árbol, una columna o una mano, entonces verá que el sufrimiento es autocreado; el sufrimiento es creado por el pensamiento, cuando nos pensamos divididos de los demás.

Cuando la mente se ocupa solo de sí misma, de sus propias ambiciones, su codicia, sus temores, sus sentimientos de culpabilidad, su sufrimiento, carece de la capacidad de amar. Hay personas que mantienen aun así relaciones en las que dan y reciben muy poco. Es más fácil sentirse "bondadoso" en este tipo de relaciones que no requieren pasión, que no nos enfrentan a sacrificar el "yo". Pero en ellas siempre echan en falta la pasión, sin saber muy bien de qué hablan. Echan en falta encontrar a un otro bondadoso, un otro que no establezca límites entre sí y el otro, desean obtener esto de su pareja, pero ellos no saben ni quieren darlo. Porque, en realidad, tienen una mente dividida en sí misma: "lo mío" separado de "lo tuyo". Cuando la mente vive dividida solo hay sufrimiento. Siempre hay un sentimiento de pérdida, de neurosis, de falta, de poder obtener algo más, de insatisfacción, de que lo que se tiene no responde a las expectativas.  Una mente que no es bondadosa, que está basada en la división, sufre y es incapaz de amar.

El amor no es placer, nada tienen que ver con él, porque el placer divide, la búsqueda del placer se basa en el miedo, es egoísta y nos separa del otro. En el amor no hay separación, no hay "yo" ni "otro", solo una llama sin humo.

El amor no conlleva un por qué, "Te amo por…". Si tiene una causa ya no es amor. El amor no reside es esperar obtener algo de alguien, sino en darlo.

El amor es morir a sí mismo, sacrificar todo lo que "uno" es, deprenderse de todas las imágenes de deseo que crea el pensamiento, de la dependencia al placer, de la búsqueda. Donde hay búsqueda ya no hay amor.

La vida solo es posible con amor, solo es posible muriendo a cada instante, solo es posible cuando uno elimina todas las dependencias o apegos, a la religión, a la ideología, a la familia, al matrimonio, al grupo de amistades, al entorno… Solo con el abandono total de uno mismo, puede tener lugar el amor. Porque el amor no es uno, ni es el otro. En el amor no hay división.

Pretender obtener algo de una relación, pretender sentirse a salvo en la relación inevitablemente engendra sufrimiento y temor. Esta búsqueda de no sufrimiento es una invitación al sufrimiento. ¿Han hallado ustedes alguna vez seguridad en alguna de sus relaciones? ¿Sí? La mayoría de nosotros deseamos la seguridad de amar y de ser amados, pero ¿existe amor cuando cada uno de nosotros busca su propia seguridad y sigue su propio camino particular? No somos amados porque no sabemos cómo amar.

El amor es con-pasión y tiene su propia inteligencia, que nada tiene que ver con la racional. Solo puede surgir cuando un se despoja del resto de inteligencias. Cuando eliminamos la división. Cuando yo soy uno contigo y con todo. Nadie me hace perder, nadie me resta, nadie me quita, porque yo y tú y todo es lo mismo.

El amor y la muerte marchan juntos. El amor solo puede sentirse cuando se da esta energía de tremenda libertad que representa la muerte, el desapego a todo lo que ha creado la mente, a todos los deseos de nuestro pensamiento.

El amor es pasión. Esa increíble energía es la pasión. Un hombre que desconoce lo que es pasión , jamás conocerá el amor, pero no pasión como lujuria, deseo o placer sino la pasión que conlleva el abandono total de uno mismo.

J. krishnamurti

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martes, 5 de febrero de 2013

La picadura (Io sonno l'amore II)


Comentario sobre Io Sonno l'amore (Luca Guadagnino, 2010), texto original en el Blog de Cine Club Golfa 

En memoria de mi querido Rafael Alomar Company,


Al estreno de esta película ya hace un par de años, hice una breve anotación-erupción sobre ella, corta y hasta brusca, fruto del agudo impacto que me produjo. Fue tal, que ha hecho falta un segundo visionado y todo este tiempo para que pueda mirarla de nuevo.

Esta es una historia fílmica que se hace contigo de forma líquida: sin explicaciones ni razones lineales y subiendo la temperatura delicadamente hasta conseguir escaldarte de forma animal, sin que apenas te hayas podido dar cuenta de cómo lo ha hecho hasta que ya es demasiado tarde. Exactamente igual que el amor.  Eso sólo me dice ya tanto de lo extraña que resulta esta historia, del amor con el que se ha creído en ella y con el que ha sido narrada…

Hace unos días murió un gran amigo mío, Rafael, alguien gracias al cual sobreviví durante quizá la peor época de mi vida, gracias a su atención, a su amor, a su … delicadeza. Su mirada sobre mí (oh! la mirada del Otro que te crea…) me salvó la vida entonces, sin duda. Todavía no sé qué va a ser de mi de aquí en adelante sin su mirada...

No es posible entender el desgarro que siento sin el amor que contiene, no puedo digerir esta muerte inesperada sin asumir dolorosamente que rubrica el paso intenso y crucial de esta persona en mi vida. Y es que, la picadura del amor, que te noquea, que te rompe en mil pedazos como a tu cuerpo el orgasmo bajo el hombre que amas, sin permitirte ser ya la misma a partir de ese instante (porque es un solo un instante abrupto, como aquel que te quita para siempre, sin vuelta atrás, aquello que estaba), ¿no es similar a la picadura de la muerte? ¿no son el amor y la muerte los dos extremos de un mismo anillo de Moebius? ¿no te crea igual la muerte que el amor? ¿no te libera de lo vano, de las interpretaciones superfluas, de lo instrumental o secundario en que la cotidianidad se enquista? ¿no te purifica irracionalmente hasta un extremo que parece intolerable?

-       - ¡IO SONNO L’AMORE! - truena la terrorífica muerte- Y Tilda Swinton corre enbestida, como si la vida se le fuera en ello... Porque la vida se le va en ello. Y solo pocos comprenden su urgencia. Surgencia.