miércoles, 15 de mayo de 2013

Especie de haiku. Motivos para vivir



El agua extasiada del charco
tras la tormenta.








La tormenta




El cielo oscurece con urgencia


los truenos a lo lejos


y mi ánimo hierve


como un sol brillante.


El agua comienza a caer


descarada


imponiéndose al orden ingenuo


imponiéndose a mi


como un cuerpo a otro en la noche.

La gente corre en la calle,

huye, bajo su amenaza.


Y entonces, la tormenta explota desmesurada

poderosa

violenta

apedreando de gozo la ciudad

y su estruendo no deja ver ni oír nada más


En ese punto en el que no estamos a salvo…


controlable solo quizá.






Momentos blancos








La luz entra a través de la cortina
y suaviza las paredes de la habitación
las sábanas arrugadas
se ablandan bajo mi peso,
refrescándome.
La puerta ha dejado atrás todo lo posible.

De vez en cuando,
se oyen pájaros
y la cortina se levanta con dulzura.

La calma inunda cada lugar.

- No puede haber mayor suerte… - pienso, siempre.