sábado, 28 de marzo de 2015

Fantasme




Te enorgulleces de no buscar nada ni a nadie
te gusta decirlo, presentarte así.

Sientes especial cariño por alguna imagen,
tanto,
que podrías toparte con el original y no identificarlo.
Cosa de la beta-amiloide, dicen,
que se carga las sinapsis
 y lo agujerea todo
                  de abismos
"entre la vida que tenemos
y la vida mejor que podríamos haber tenido”.

El original asistiría a la patética escena
en la que le hablas sobre él en tercera persona.
Mirándolo como a la tele
como al informativo
cuando hablan de aquel desastre en Tanzania.

Desde esa cómoda distancia.

El original te miraría como se mira al niño
de la Vida es bella
de la que no quiere despertarte
aferrado a la dosis justa de placer cordial
que permite tu cuerpo infante.

Ya no hay nada salvaje en ti.
Gustas por lo que has podido acumular.
Por lo que el miedo ha ido degenerando en ti
tus inmuebles, tu aparente estabilidad, laboral, sentimental o lo que sea;
tus manías
y tus fantásticas colecciones de lo que sea.

También gusta que digas no importarte nada de eso.
A ellos también les gusta tu imagen
que les muestra todo lo que no tienen.  
La prefieren a ti.
A ese tan vulnerable y falto que eres.
Tampoco ellos viven de verdad.

Pero a ti te vale

Porque no soportarías a nadie

que amase tu original.


martes, 24 de marzo de 2015

Mi hogar

















En seguida estaré allí
y veré correr la lluvia tras el cristal
al calor de un lugar que es mi santuario.

Oh, Patronus,
Oh, Patronus,
mi hogar es una catedral sagrada
donde el silencio crepita
y sus techos altísimos
se estiran hasta tocar lo imperceptible.

El sol tintinea
flotando en el aire
dorado
jugando con cada sombra
sublimada.

Oh, Patronus,
La belleza es mi redentor

el punto de ebullición
en este crisol
sin tiempo
donde el alma refulge.




domingo, 15 de marzo de 2015

Las amas de casa hablan de política


Era la mesa de un bar de una noche de sábado y un grupo de mujeres que rondaban los sesenta tomaban cervezas y mejillones, a la salida de una reunión por el día de la Mujer. Mujeres de mi pueblo que nunca han tenido voz aunque sí voto y se han dado cuenta de ello. No querían estar en casa con sus maridos. No querían estar en casa viendo una serie, un programa o una película. No querían estar en casa organizando la comida familiar de mañana. No querían estar adormilándose en el sofá obligadas por una pastilla y el rumor de la tele encendida. No querían estar en casa repensando el día lo suficiente para acobardarse de cara al siguiente. Querían estar allí, en aquella mesa de bar, junto a sus compañeras, hablando exclusivamente de política durante toda la noche. Y sus ojos no dejaron de brillar en ningún momento y su voz no dejó de sonar decidida y clara durante más de tres horas. Y no querían irse de allí.
Esas mujeres nunca se han dedicado antes a la política. Son tímidas. Pero cuando hablan, lo cuadran todo. Nos cuadran a todos. Tienen una fuerza impermeable a lo superfluo, a todo lo que les aburre, porque son muchos años ya. Tienen la mirada brillante y sabia y una placidez en la cara que me recuerda a alguna mujer mayor muy querida para mi que siempre tenía las mejillas encendidas y que ya no está. Me imagino ahora que esa mujer podría estar en esa escena también, comiendo bravas y mejillones. Tímida y silenciosa, de repente, llena de coraje, diría sonriendo, casi sin mirar, casi ruborizada:  “¡claro que sí!”. Y ese “claro que sí” sería la fuerza, sería el impulso que sujetara las palabras que denuncian lo que ya no quieren, las palabras que hablan de hacerse presentes, de actuar, de empoderarse. Sería el impulso que nos sujetara a todas.

Por estas y aquellas mujeres fuertes…


Regalos


De izquierda a derecha: David, Andrea, Sara, Estela, Lidia y Fran

Alumn@s que te tapan los ojos antes de entrar a clase y cuando los abres te han traído una tarta casera de tus favoritas, platos de plástico, cola y gominolas... Y la riquísima tarta, y la cola y la música que Fran ha puesto en YouTube, les hace hablarme de las cosas que más les importan que, por cierto, no son las notas (que no han sido muy buenas...) y, de ahí, me hablan de "La Insoportable levedad del ser", fíjate tú..., que algunas se han leído de pé a pa y recuerdan frases enteras... y te dicen que, definitivamente, eres Teresa...

Poesía


Lo uno para soportar lo otro...