Todo es santo, todo es santo. No hay nada natural en la
naturaleza, no lo olvides. Cuando la naturaleza te parezca natural todo
terminará. Y empezará algo distinto”. Así se expresa el centauro Quirón en la
escena inicial de Medea, la película de Pier Paolo Pasolini. Sobre su grupa hay
sentado un niño de tres años que lo escucha embobado. Este niño es Jasón, el
héroe que de adulto partirá con los argonautas en busca del vellocino de oro.
Quirón se ocupa de él hasta que esté en condiciones de reclamar el trono de
Yolco, que le pertenece por herencia. Y en esta escena le escuchamos hablar de
ese mundo antiguo en que viven, un mundo donde cada árbol, cada fuente es la
morada de un dios, pues tierra y cielo, realidad y sueño aún permanecen
unidos.... (Seguir leyendo). (G. Martín Garzo)
Final de Dublineses [Los muertos] (James Joice, 1914/ John
Huston, 1987):
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