Esta guía está
realizada en base a las investigaciones de Robert Hare, uno de los mayores
expertos sobre este síndrome -creador del Psychopathy
Checklist, el test utilizado por los profesionales de todo el mundo para el
diagnóstico de la psicopatía-.
Apático
Ausencia de
empatía real. Cosifica a las mujeres, no las trata como a personas. Su empatía
es utilitaria, sólo reconoce las necesidades del otro en la medida que sirvan a
su propio beneficio o morbosidad. Lo identificarás por su aversión a mantener
conversaciones profundas sobre sus propios sentimientos o debilidades, a menos
que sirva para tener el control sobre la situación o deteriorar a la otra persona.
Pero por lo general, sus emociones suelen ser superficiales, banales y muestran
una total ausencia de remordimientos o culpa, aun cuando los descubren.
Depredador compulsivo
Busca el de
placer sin límites y la satisfacción de deseos y necesidades a expensas de los
otros. El control, castigo y dominio sobre la mujer le hace sentir placer: es
sádico. El perverso psicopático es un depredador de apetito insaciable y
tendencia hacia el sadismo. Incapaz de tener en cuenta las necesidades de los
demás, y por tanto, sin límites, experimenta el impulso constante de satisfacer
sus propios deseos, lo que deviene en una constante decepción, insatisfacción y
vuelta a empezar inacabable, en cuanto que la dinámica de su deseo es
inagotable. Y es que el psicópata no acepta la falta, o la frustración. Es como
un niño consentido, absorto en sus propias necesidades, que demanda que le
sacien inmediatamente (Hare:49). Por eso cambian constantemente de planes o de
gente, simplemente por impulso, porque se aburren o para evitar el control.
Egocéntrico
Sus relaciones se
establecen únicamente sobre sus condiciones e intereses y rechazan el diálogo,
las opiniones de los demás y dar explicaciones. Y sin embargo, aunque él no
brinda ningún amor verdadero, les encanta ser admirados y se regodean cuando
los demás los adulan y es capaz de inspirar amor a veces hasta fanático en los
demás (Hare: 36). Dentro de un contexto de seguridad, se muestran arrogantes y
fanfarrones, seguros de sí mismos, dogmáticos, dominantes y chulos, lo que
algunas personas puede resultar carismático y atrayente.
Controlador
y vanidoso
Cuida su imagen
meticulosamente y sus estrategias de actuación para gustar y mantenerse indemne
ante la opinión pública. Un rasgo que define al perverso psicopático es el
hiper-control de sus actuaciones. Por lo que siempre buscará relacionarse con
personas sobre las que posee un determinado control, bien porque guarda también
algún secreto sobre ellas o porque son emocionalmente débiles por cualquier
motivo. El perverso psicopático también suele buscar pareja o amistad con una
persona de imagen social impoluta que mantiene con el objetivo de favorecer la
suya propia. Su necesidad de valoración, les hace presentar a veces una imagen
de sí mismo de anti-héroe deprimido, necesitado de un amor intenso capaz de
superar sus barreras, que los salve. Les gusta verse y mostrarse como un lobo
solitario, cuyo misterio y contención esconde un ser sensible y profundo,
aunque en realidad dentro de él no haya nada más que vacío y codicia
Mentiroso y manipulador
Miente con toda
naturalidad y cuando se le descubre o se siente amenazado manipula al otro para
hacerlo sentir culpable. Por eso, no se lleven engaño, este tipo el perverso puede resultar cuando quiere
encantador y gusta de dar la impresión de poseer las cualidades humanas más
nobles. Hace "amigos" fácilmente y es muy manipulador, con su
habilidad de palabras para salirse con la suya de cualquier apuro.
Colérico y
violento
Puede que no
maltrate o mate físicamente, que incluso no le guste gritar, porque, de hecho,
suele ser muy comedido en su actividad pública, pero su tolerancia a la
frustración es igual a cero (Hare: 50). Si su voluntad es quebrantada o se
ofenden –lo que ocurre con suma facilidad- actúan con repentina violencia,
amenazas y ataque verbal erradicando radical y cruelmente el foco de su
frustración, sin miramientos y usando todos los medios a su alcance para ello.
Por último,
recordad que la desviación perversa psicopática es un trastorno o desviación de
la conducta, no una enfermedad, de perfil mayoritariamente masculino (más de un
80% de los casos son hombres). Clínicamente no es considerado un psicótico o
enfermo mental, por lo que este motivo no puede alegarse como atenuante de su
condena. Actúa de manera consciente y calculadora y, además, el perverso no
tiene cura, el tratamiento es ineficaz ya que se siente magníficamente bien
consigo mismo. Lo único que puede limitarlo es el temor a ser descubierto y el
escarnio público. La imagen que da de sí mismo no es la real. Usa su posición o
autoridad social y las debilidades emocionales para crear una red de víctimas.
Y sobre todo: los casos de asesinos que saltan a la opinión pública no tienen
por qué responder al perfil del perverso psicopático, y si es así, son
excepcionales o solo la punta del iceberg de un trastorno que suele mantener su
actividad en la esfera privada y de forma oculta.