miércoles, 29 de septiembre de 2010

Septiembre. Poemas de otoño.


2, de la serie National City, John Baldessari (1996- 2009). Fotografía  y pintura acrílica.

Un viento desértico
se escucha silbar
por los bajos de todas las puertas.

La luz ha perdido sus dorados
y aparenta gélida
como las esquinas de un horario
o el recibidor de un colegio de monjas.

la nubes corren
y trazan vetas en el cielo marmóreo.

Ayer en la tormenta
creí sentir que la realidad caía a raudales
sobre la tierra,

Pero habrá que contenerse
y respirar bajito.

El verano no volverá hasta navidades.



martes, 14 de septiembre de 2010

Plano cenital

(Al funcionario de la T.I.U.)








                   ¿Qué hago cuando no estoy seguro?
                   John Patrick Shanley, La duda



Me explica tranquilamente, mirando sus notas, los detalles de mi situación.
Conoce todos los límites.
Habita en paz al término de cada tarea finita.
- Hola. 
No te conozco, pero mientras hablas te miro profundamente mucho más allá.
Te admiro tanto…
En tu mirada tranquila, tu palabra concreta, está contenida toda la felicidad que necesitas,
tus tranquilos noes…
¿No ves que en el interior de la mía en cambio sólo habita la tragedia de un océano incalmable
que amanece siempre con miedo a no llegar
y sus paredes son los bastidores mudables de una ficción?
Al salir de tu oficina me asalta como un tsunami la imagen de la disposición anárquica de cada uno de los muebles de mi casa,
sin amo ni guía, como un forastero desvalido en mitad del desierto inconmensurable o la selva boscosa.
Ese efecto me produces.
Ojalá el material que manejo pudiera ser más simple y limpio de reprobaciones.
Si mi tarea fuera dar de comer a un bebé hasta calmarlo
organizar el tiempo, limpiar un espejo, colgar un cuadro
podar las ramas de un rosal
leer y analizar un libro
estudiar un examen…

sería tan feliz como tú.

Pero no puedo hacer otra cosa que habitar en este lugar sin fondo
donde cada gota destilada es siempre mínima en el acuífero que me obceco en llenar:
recomponer el puzzle imposible de la página terroríficamente blanca


que soy.

Cerca tuya todo parece más fácil.
Me emociona tu existencia.

Ojalá existiera un lugar aquí para mí.


lunes, 6 de septiembre de 2010

El deseo y la realidad


Lise Sarfati



                  Empezamos a enterarnos de su vida llegando
                  a recordar cosas que no habíamos vivido.
                  Supimos lo que era ser una chica
                  y cómo el serlo te hacía soñar….
                                          Sofía Coppola.

                  Sal al bosque, sal en seguida…
                                    Clarissa Pinkola Estés


Tan domesticada
que los zapatos rojos que ahora elijas
serán siempre exagerados
-hijos de la hambruna-
y desquiciada te revolcarás
con cualquiera en el tejado
narcotizada en lo sucedáneo,
desistida la búsqueda de tu mayor deseo.

Lo dejaste detenido en tu casita de muñecas
perfecta,
a lomos del unicornio en que corres y te corres /antes de dormir,
asfixiado en el fantasme como una virgen suicida,
colapsada de estrógenos
como un cielo plomizo sin tormenta.
Atemporal.
Sin existencia.

Pero tus paredes ya no son aquellas
inpecables de la jaula
en que Dickinson muriera
perforadas de diminutas ventanitas
-insuficientes-
de páginas con sus letras.
Y aunque es cierto que sigo girándome
cada vez que te exhibes desinhibida
y en la mesa se desparrama el café,
ya no tiendes las bragas escondidas en la primera /cuerda.
Y aunque sigues topándote en el perchero de salida
con el burka colgado para el juego y los enfados,
ya no esperas que él te llame,
que el cielo escampe,
estar segura, preparada o perfecta.

Nómbrame.
Atraviesa la calle como un rayo
y nómbrame
¡deseo!
¡deseo!
Nómbrame.