Cada vez que me levanto
está ahí
cada vez
y yo me levanto igual cada vez
¡me levanto más si cabe cada vez!
esperando quizá
que un día quiebren.
¿Dónde estás facilidad?
siempre tan esporádica
como la lluvia de esta tierra.
Vino el cazador,
ya vino
ya vino
y cortó mis pies,
que no dejaban de bailar,
de un hachazo.
Pero ellos han seguido danzando
recordándome el dolor
la presencia de su muerte
este peso…
demasiado para unos pies tan
pequeños.
¿Cómo será el descanso?
Lo busco en la ficción a la que
acudo
con la voracidad de un adicto.
Ese lugar en que poder confiar
ese lugar en que poder llorar
y volver a la inocencia.
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