viernes, 5 de marzo de 2010

El hombre que vuela



                                    …no me es posible ni tan siquiera imaginar
                                  que pueda hacerse el amor más que volando
                                                                             Oliverio Girondo                                                                                                                                                                 

Sólo hablo realmente con el hombre que vuela
los demás siempre me toman por el ruido del ventilador:
cuando me oyen, se notan más frescos.

                   y alguno ha tenido incluso que abrigarse.

Por eso
si tengo que hacerte volar, vamos mal chico
si tengo que hacerte volar
lo siento, pero no, lo siento por ti
tienes que estar volando ya para hacerme compañía
y no repantigado ante una fosa siempre a punto de abrirse a tu lado
barajando si hacerme caer a ella o no.

Cualquiera puede lanzarse al vacío
                                         cualquier niño
pero mantenerse en el aire…
ah! mantenerse en el aire…
sentir cosquillas en tu barriga
y dejarte sentirlas
sortear los obstáculos sin detenerse en su contemplación
mantener el vuelo
es lo realmente heróico.
Requiere de una gracia sin prospecto
pero de una gracia sin disfraz, humildemente transparente
como la mirada de un vikingo.

Lo siento por ti, chico
que te escondes tras tus gafa- pasta
en tu isla de autocomplacencia, de autocracia, de autoridad, de 
/autarquía, de autonomía, de autómata, de autobombo... 
o egotismo que diría Onfray
que te deslomas por un manual de instrucciones.

Si no sabes volar, pierdes el tiempo conmigo.

Hoy Casanova llamó a mi puerta y con voz aguardentosa me confesó    
/que era cierto
nadie le había enseñado a mostrarse vulnerable.

Lloró

y luego se puso a jugar como un niño.

Ahora se llama Giacomo
el Giacomo de Luisa Contini.

El halago fácil te puede
y de todos es sabido que no se puede estar sujeto a las faldas de mamá
y  a la vez jugar a la pelota
es lo que tiene
el hombre que juega siempre parece más vulnerable
pero sólo lo parece
porque no oculta que es deseante y falto
también es el único que sabe volar
sin caerse.
el que sabe las reglas y los límites
el que sabe del otro,

y domina la más importante de todas las leyes del juego
que no gana el que gana.

Sólo el hombre que vuela me acompaña
y si no sabes volar, oh no, chico
-y en esto soy irreductible-
pierdes el tiempo conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario